Se trata de la ruptura de una estructura sedimentaria que ya estaba marcada -agrietada- de una de las torres que componía la sinfónica formación de «los castillos» en el Kilómetro 19 de la Ruta Nacional 68), también conocida como «El Titanic».
Este tipo de accidentes naturales, tiene como origen una serie de eventos (naturales valga la redundancia) que accionaron la ladera para llegar a este final; la erosión eólica (viento), el pasado periodo estival (lluvias), el agua del Río Las Conchas que carcome su base y los movimientos sísmicos recientes han coincidido de tal manera que provocaron el derrumbe de esta «torre». La caída no provocó daños a los visitantes que estaban en el lugar.
La quebrada posee un sin número de geoformas al alcance de la mano, no solo para agraciar la vista y una imagen digital, sino también para adentrarse en ellas solo caminando.
La morfología basal de las geoformas (rojizas y ocres en su mayoría) son de arenisca; no son «rocas» consolidadas; por lo cual son factibles de agrietarse, desmoronarse y de sufrir constantes cambios; de hecho se puede observar en «las ventanas» la constante transformación.
En opinión de los especialistas, especialmente del guardaparques Gonzalo Cristófani “esto pone de manifiesto la necesidad de organizar mejor el acceso, la visita, la señalización y la disponibilidad de los sitios de uso público para los turistas que crecientemente demandan conocer y vivenciar las bellezas escénicas que posee la quebrada.”