La entrevista estuvo a cargo de Patricia Patocco, directora de la revista Artenautas. Entre el público se destacó la presencia de numerosos artistas locales, como las integrantes del trío Son Ellas, Juan Rueda, Los Cayetanos, Laurita Castro, entre otros.

La actividad se desarrolló en la Casa de la Cultura de la ciudad de Salta

El secretario de Cultura, Mariano Ovejero, agradeció a los presentes por participar de las propuestas del ciclo, “que tiene como objetivo rendir homenaje a la gente que viene trabajando muy fuertemente y que tan bien nos hace quedar a la provincia. Y de esa manera recoger el testimonio de vida de estos artistas, que nos cuenten sus pasos y cuánto les ha costado también llegar a ser lo que son.”

“Hoy se trata de un día muy especial, falleció Raúl Aráoz Anzoátegui. Algún poeta dijo que la muerte es sólo un descanso y suponemos que estará regalando poemas en el cielo. Las obras que nos ha dejado Aráoz Anzoátegui nos representan de una manera muy especial. Queremos recordarlo como la gran personalidad que fue”, expresó Ovejero.

Entrada ya en la charla, Cayón habló de sus inicios en la música, de su encuentro con el instrumento, de su vida en Cafayate, de su consagración en Baradero, de su llegada a Cosquín, de sus giras por Latinoamérica, de su maternidad e incluso de su vestuario.

“Mi papá es músico y tocaba varios instrumentos. Y empezó a tocar la quena y no podía con ella. Verlo renegar y dejarse vencer por ese instrumento fue una motivación. A los diez años le quité la quena y ahí empecé a aprender, lo que comenzó como un juego terminó atrapándome de una manera increíble”, dijo la artista.

Comentó que “ahí surgió esa cosa fantástica que tiene el destino de cada uno, porque en Cafayate la quena formaba parte de la oferta educativa de la Escuela de Música. Así fue que empecé a aprender con más rigurosidad y nunca pude separarme de ella; después de cinco años en Cafayate, decidí venir a Salta porque quería aprender teoría, solfeo y un poco más. Entonces me encontré con la flauta traversa que me permitía estudiar música de una manera diferente”.

“Yo creo que los que hacemos estas manifestaciones artísticas nacemos con una predisposición a expresarlas, a compartirlas”, respondió Cayón cuando Patocco le preguntó sobre su decisión de dedicarse a la música. “Eso se fue dando de manera natural y cuando yo tenía 17 años me planteé que podía vivir de esto”, puntualizó.

“Siempre pensé que podía ser la primera figura. Una sola vez formé parte de un grupo, que fueron Viviana Careaga y Condorkanki. Eran músicos con los que yo siempre había querido tocar. Pero indudablemente no era mi lugar, ni yo me sentía cómoda con ellos ni ellos conmigo. Mis músicos y mi familia te van a dar fe de que soy muy mandona,” dijo entre risas.

Con respecto a los roles de liderazgo dentro del grupo Amalgama relató: “Tenemos funciones repartidas con mi esposo. El se encarga de la parte de marketing y venta. Yo estoy del lado de la puesta en escena. Discutimos, obvio, como todo matrimonio, y más como todo matrimonio que trabaja en conjunto.”

Con respecto a la sensualidad que expresa en el escenario manifestó: “La quena forma parte de mi cuerpo. Mis movimientos son involuntarios. Tienen que ver con la quena. A veces me sorprendo cuando me veo en un video, pero es la quena. Sin ella soy la peor bailarina. Habría que verme en un casamiento o en una fiesta de quince para darse cuenta”, reflexionó jocosamente.

Acerca de su vestuario contó que sigue las propuestas de su gran amiga, la diseñadora de Cafayate Laura Cruz.

Su momento más difícil fue en 2001. “Tenía que ver con cuestiones familiares” –recordó– “con dos niños muy chiquitos y uno en camino me planteé dejar la quena porque pensaba que no iba a poder ser buena madre. Tomé un descanso en Santa Fe y a mi papá se le ocurrió que tenía que presentarme en Baradero”.

Lo tomó como una apuesta. “Si en Baradero me iba bien, lo iba a interpretar como una señal de que tenía que seguir. Y fue así que nos presentemos ahí. Cuando me di cuenta ya estaba viviendo en Baradero, esperando la final. Y ser premiada en la categoría Revelación me convenció que ese era el camino”.

También tuvo la oportunidad de difundir su música por varios lugares de Latinoamérica: Paraguay, Bolivia, México, Panamá, Chile, como así también España. Cerca del final reveló: “Lo que yo soñaba cuando era adolescente, era lograr un sonido que sea absolutamente mío, que no se parezca al de nadie. Que cuando se escuchara mi quena, la gente supiera que era yo quien estaba tocando”.

La Secretaría de Cultura agasajó a la artista con obsequios, un recuerdo de su paso por Diálogos y un accesorio para ornamentar sus presentaciones. Cayón retribuyó el gesto regalando a su público tres canciones, acompañada por sus músicos Ernesto Zoto y Quito Leccese: A orillitas del canal, El condor pasa, y una Polka que formará parte del nuevo disco que pronto estará terminado.