Incluso en los tiempos actuales, la “cuestión cocina” tiene enorme relevancia. No solamente porque es el ámbito donde preparamos los alimentos, sino porque la cocina es un ambiente ideal para crear conciencia ambiental, desde las acciones cotidianas.
Es lógico pensar que si usamos productos ecoamigables, estamos contribuyendo a la conservación de los recursos naturales, y sumando nuestro aporte al cambio de hábitos y costumbres.
Algunos datos particulares pueden ayudarnos a reflexionar sobre el tema, y sobre nuestra conducta son, por ejemplo,
los filtros para café, el papel de cocina, las servilletas descartables son, en su mayoría, blancos porque han sido sometidos a un proceso de blanqueamiento químico, que tarde o temprano llega a los cursos de agua superficiales y subterráneos.
En muchos casos, el papel mencionado tiene un solo uso, con todo lo que ello implica.
El film de polietileno tiene cierta adherencia, porque en su proceso de fabricación, le han agregado sustancias plastificadoras, compuestas por químicos que liberan vapores en contacto con el calor.
Ante este panorama, ¿qué podemos hacer?
Tenemos varias opciones, a saber:
- Usar recipientes que puedan ser reutilizados, y reducir al máximo el uso del papel de aluminio y del film de polietileno.
- Usar filtros para café no blanqueados, aunque lo ideal es el uso del viejo y nunca bien ponderado filtro de tela de algodón.
- Usar servilletas y repasadores de tela, aunque muchas personas lo consideren una acción ya pasada de moda.
Como podemos ver, colaborar con el cuidado del medio ambiente, es tan sencillo como efectivo. Un proverbio africano dice que “los pequeños cambios logran el GRAN CAMBIO”. Y como todos tenemos responsabilidad en esta acción, DE NOSOTROS DEPENDE.
Por Mirian G. LAMAS RIVERO