Aún quedan en nuestro planeta, lugares donde las cuatro estaciones están relativamente bien definidas.
Cafayate y el Valle Calchaquí no están exceptuados de esa regla general. Sin embargo, en los tiempos cálidos, es bastante molesta la presencia de algunos seres vivos voladores, que entorpecen las actividades cotidianas y ponen a prueba la paciencia de casi todo ser humano que, en un contexto cálido, debe soportar la presencia de las moscas que habitan en todas y cada una de las viviendas, dondequiera que sea que estén ubicadas, salvo muy contadas excepciones.
Ante la presencia de las moscas, molestas por calificarlas mínimamente, empiezan las sugerencias de acciones para las autoridades de Medio Ambiente. Y entre muchas de ellas, en 1er lugar aparece siempre la FUMIGACIÓN.
Ahora bien, qué significa fumigar? Etimológicamente, significa “HACER QUE UN ORGANISO VIVO TENGA QUE ESCAPAR O HUIR DE SU HÁBITAT”, o sea, es “ponerlo en fuga”. La palabra FUMIGAR es equivalente a ACOSAR, AHUYENTAR, ASUSTAR, APREMIAR, ESPANTAR, PERSEGUIR.
La definición técnica de fumigación dice que es un MÉTODO DE CONTROL DE PLAGAS que libera en forma de gas o de vapor, algún pesticida en el aire o en el suelo, para matar o eliminar plagas. El objetivo principal del control de plagas es eliminar cualquier insecto o fauna nociva de las áreas donde las personas habitan o trabajan.
Según el material que se utiliza para realizarla, la fumigación puede ser:
- GASEOSA, que se realiza en cámaras cerradas, o bien “encerrando” el espacio a fumigar con una especie de cubierta a prueba de gases; este tipo de fumigación se conoce como FUMIGACIÓN ESPACIAL, y tiende a garantizar que la toxicidad no se disperse hacia el exterior. Utiliza compuestos químicos como el bromuro de metilo, el fluoruro de sulfurilo.
- SÓLIDA, que es bastante funcional para el control de insectos en general, y se realiza casi siempre rociando cantidades controladas de fumigantes en polvo, gránulos o pastillas; tiene la ventaja de ser bastante sencilla y fácil de aplicar, y son más seguros, y sobre todo menos tóxicos y nocivos para el medio ambiente. Utiliza fundamentalmente fosfuro de metilo.
- LÍQUIDA. Que utiliza pulverizadores capaces de dispersar grandes cantidades de líquido sobre el área afectada por la plaga; sirve para eliminar plagas, insectos o el moho. Sin embargo, casi todos los fumigantes líquidos son tóxicos para los humanos, además de inflamables y volátiles, aunque tiende a actuar más rápido que la fumigación sólida, y por eso es más “popular”, por decirlo de alguna manera. Incluyen disulfuro de carbono, acetato de etilo, cloroformo, tetracloruro de carbono, fluoruro de sulfurilo, dicloruro de etileno, y bromuro de metilo.
- EN POLVO, que se realiza en lugares donde no existe humedad y las temperaturas no descienden con regularidad; se caracteriza por ser inodoro y adherente a las superficies, y por no expandirse en el ambiente.
- EN GEL, es una de las técnicas de última generación, y se aplica en productos electrónicos y electrodomésticos en general.
- ESTRUCTURAL, que se utiliza fundamentalmente para eliminar plagas como termitas o chinches; se realiza llenando el espacio aéreo dentro de una estructura (una carpa o lona) que se “llena” con un gas tóxico.
- DE CÁMARA o BÓVEDA, que se realiza en espacios cerrados y controlados al máximo, teniendo en cuenta la ventilación del producto fumigado.
- POR ASPERSIÓN, que consiste en el rociado a gran presión, de pequeñas gotas de insecticidas o plaguicidas mediante un mecanismo de bombeo al vacío mediante una varilla que permite al fumigador, dirigir el rociado hacia puntos estratégicos.
- ECOLÓGICA, que consiste en aplicar insecticidas o pesticidas desinfectantes EN FORMA DE HUMO, y se realiza fundamentalmente en espacios abiertos.
Hay diversas técnicas de fumigación, entre las que se destaca la FUMIGACIÓN CON AIRE CALIENTE, que es más económica que los otros métodos, no requiere de ningún veneno y no exige que los propietarios abandonen el lugar. La FUMIGACIÓN QUÍMICA se usa mayormente en el ámbito agrícola, con producto como el bromuro o la fosfina, y mezcla comprimidos con el cultivo para que se diluyan en el suelo creando un gas que ahuyenta a las plagas definitivamente.
Lo ideal es que la fumigación sea lo más amigable con el entorno, pero este tipo de fumigación no siempre es la más efectiva, ya que se debe vencer la interrelación de los organismos en un ecosistema. La opción que queda, entonces, es CUIDAR LA FORMA DE “PRODUCCIÓN” DE LOS RESIDUOS, y sobre todo, la forma de disposición. Dicho en idioma más simple, LA SEPARACIÓN EN ORIGEN ES LA CLAVE. Las moscas y demás insectos proliferan porque encuentran alimento en la basura, y ese alimento es siempre sustancia orgánica.
Se impone, entonces, la reflexión sobre el rol de cada uno de los habitantes de un lugar, y en la responsabilidad que cabe a cada habitante como generador de las bolsas de basura que se lleva el recolector al vertedero. Si en esas bolsas colocamos restos de comida, cáscaras de frutas, restos de verdura, lo que estamos haciendo en realidad es alimentando a las moscas de las que luego nos quejamos airadamente. Por eso, antes de reclamar y exigir acciones de fumigación a las autoridades, revisemos y corrijamos la acción cotidiana de “sacar la basura”. DE NOSOTROS DEPENDE.
Por Mirian G. LAMAS RIVERO