Todo lo que pasó en Salta el domingo pasado puede quedar envuelto en un interrogante de aquellos que no ofrecen respuestas claras: ¿Cuando se gana, se puede perder? La historia supo desentrañar esto con el nombre de «Victoria Pírrica.»
Una victoria pírrica es aquella que se consigue con muchas pérdidas en el bando aparentemente o tácticamente vencedor, de modo que la victoria puede terminar siendo desfavorable para dicho ganador. El nombre proviene de Pirro, rey de Epiro, quien logró una victoria sobre los romanos con el costo de miles de sus hombres. Se dice que Pirro, al contemplar el resultado de la batalla, dijo «Otra victoria como ésta y volveré solo a casa».
El Frente para la Victoria de Salta no pudo superar la barrera del 30% en las elecciones del domingo pasado. El dato puede ser leído desde distintas ópticas. El oficialismo puede decir que a nivel provincial sacó más votos que sus adversarios y que se alzó con una victoria que le permitió quedarse con dos bancas de senadores y una banca de diputados de las tres en juego en cada categoría: es un triunfo y punto. Pero puertas adentro del PJ saben que el balance no da positivo pues allí es donde se aplica la formula (+ x + = – )
No llegar al 30% de los votos con la maquinaria electoral que representa el aparato del gobierno provincial, la Municipalidad de la capital y el 85% de las intendencias no es un dato menor.
Cuartos en la capital
Mirando aquella estructura electoral del párrafo anterior, este subtitulo correspondería al de un aviso de pizarrón callejero de alquiler de habitaciones en la ciudad de Salta, pero no, es el resultado arrojado por la urnas en el principal distrito electoral salteño y sede del gobierno provincial. Cuarto es el lugar que el electorado de la ciudad capital eligió para colocar al oficialismo salteño. El dato se agrava aún más cuando los números fríos y finales pusieron en el mejor lugar del podio al archienemigo elegido por el gobernador Urtubey, Juan Carlos Romero. El cuadro cobra ribetes de más gravedad cuando se termina de leer el escrutinio y este marca que quienes empujaron a la cuarta posición al oficialismo son el Partido Obrero y Salta Somos Todos. El impacto brutal del resultado fue duro, desconcertante. Pasadas las primeras horas del desconcierto este devino en una frenética búsqueda de los responsables de la caída: El Mariscal de la Derrota gustan decir en los pasillos políticos. Este nunca apareció y todo quedó reducido a acusaciones mutuas entre provincia y ciudad que quedaron sintetizadas en un interrogante: ¿Quién arrastró a quién a ese lugar?
Para peor los resultados de Salta no fueron números para ser exhibidos a nivel nacional por un presidenciable. Un verdadero desperdicio en un día en el que se puede conseguir algún que otro espacio gratuito en medios nacionales.
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Los verdaderos Peronista se deben dejar de rencores personales, de mezquinos intereses, para un Peronista no hay nada mejor que otro Peronista, como diria el General.
Aqui al Peronismo y a Cafayate lo levantamos entre todos, juntos codo a codo.
Caminando el Pueblo, con nuestras banderas bien en alto, las de la Justicia Social, La Solidaridad, El Compromiso, el respeto y el amor por nuestro Cafayate en primer lugar.
Vamos que podemos !!!
Estamos a tiempo para revertir la historia.
Arriba la mistica Peronista !!!!!
El domingo despues de las elecciones, deben bajar de los cerros, retumbar entre los viñedos, un murmullo echo grito del eco cada vez mas fuerte, que nos diga.
En Cafayate gano el Peronismo, en Cafayate gano el Peronismo.
Se que podemos hacerlo….