El marcado crecimiento que ha tenido una de las escuelas más importantes de Cafayate comienza a generar problemas de coordinación en la utilización del edificio entre los distintos niveles que esta institución educativa posee. Hay malestar de algunos padres de alumnos del secundario por los horarios de Educación Física.

De un tiempo a esta parte, una de las escuelas emblemáticas de Cafayate como lo es la Escuela Normal, tiene conviviendo dentro del mismo establecimiento a varias escuelas de distintos niveles, cada una de ellas con sus regímenes.

Todas ellas, primaria, secundaria, terciaria y los jardines de Infantes  tienen además de sus normas curriculares normales y ordinarias, actividades especiales que muchas de ellas deben dictarse en contraturnos como el caso específico de Educación Física o de otras como  coro, clases de apoyo determinadas por el Ministerio, preparación para diferentes Olimpíadas (Matemáticas, Historia, Geografía) y Juegos Evita, tanto culturales como deportivos, que anualmente tienen representantes cafayateños  que en algunos casos llegaron hasta la instancia final, en Mar del Plata y terminaron como campeones nacionales.

En los últimos meses, padres de alumnos de la secundaria de la Escuela Normal comenzaron a hacer conocer su malestar por el horario de 19 a 21 que se estableció para dictar Educación Física. Llegado el invierno la situación se tornó mas compleja dada las bajas temperaturas reinantes y el hecho de que anochece mas temprano, lo que genera ciertas inquietudes en los padres de los alumnos, particularmente alumnas, que deben volver a sus casas después de las nueve de la noche.

Esta situación puede ser solo una parte de muchas dificultades que comienzan a aparecer en el establecimiento fruto del crecimiento de la matrícula frente a la falta de infraestructura para contenerla. Por ejemplo en el área de la primaria se  ha ocupado como aulas el salón de música y una sala de computación que se dividió con durlock para tener más aulas en el turno de la mañana lo que obligó a tener que guardar algunas computadoras;  la sala de preceptores sirve también de sala de maestros; la rectoría del terciario no tiene un lugar asignado; el personal de maestranza de algunos niveles no tiene un espacio físico asignado; no esta muy claro que destino tendrán algunas aulas nuevas que se planificaron hacer en áreas que en algún momento se rechazaron por no se aptas ante el peligro de hundimiento.

La cuestión es que hoy la Escuela Normal tiene una suerte de anarquía no buscada en la administración del edificio. Con el paso del tiempo cada uno de los niveles tiene su propia dirección pero las autoridades ministeriales no previeron un plan para dar organización a cada una de ellas respecto de la disposición de espacios del edificio. Fruto de ellos es que comienzan  a surgir problemas por actividades paralelas en los mismos horarios y en la misma necesidad de espacios que les son comunes a los distintos niveles. Tal es así que por las mañanas actividades recreativas al aire libre de cualquiera de los niveles que requieran de música por ejemplo terminan molestando a los otros niveles y lo mismo en los otros turnos.

Pero la falta de planificación por parte de las autoridades educativas provinciales en cuanto a la disposición y utilización de espacios que les pertenecen a todos los niveles,a pesar de que existe un acta firmada, hace que se produzcan situaciones no agradables que pueden repercutir en la calidad de la enseñanza que esta institución educativa ofrece. La problemática debería ser atendida por las autoridades ministeriales con más premura para intentar que los problemas edilicios y de organización no repercutan en la calidad educativa de una institución educativa señera, afectando a un enorme alumnado cafayateño.