Cuando se habla de contaminación, por lo general se habla de la producción de basura, del vertido de residuos líquidos y sólidos a los cursos de agua, de la liberación de gases y/o vapores a la atmósfera, pero todos estos tipos de contaminación provocan, a su vez una situación que se describe como CONTAMINACIÓN TÉRMICA.
Parte de esa contaminación térmica la apreciamos en una neblina “extraña”, durante los días calurosos: cuando los óxidos de nitrógeno y los compuestos orgánicos volátiles emitidos por la combustión de los vehículos interactúan con la luz solar, la reacción crea ozono.
Además, la contaminación térmica se manifiesta en las “locuras del clima” que venimos viendo desde hace un tiempo: olas de calor, sequía, inundaciones, olas de frío…
Ahora bien, ¿qué es este “nuevo” tipo de contaminación?
La contaminación térmica es un proceso que modifica la temperatura del medio ambiente, de una forma notablemente perjudicial. Este cambio de temperatura se puede reflejar tanto en aumento como en disminución, y afecta negativamente la calidad del aire, del agua y de todo ser vivo.
Este tipo de contaminación casi nunca se menciona, lo cual no significa que no existe. En estos días, hay organizaciones ecologistas que han comenzado su lucha contra la contaminación térmica, por todo el impacto que provoca en el ambiente.
La contaminación térmica es provocada por la actividad industrial, que introduce calor al medio ambiente en forma descontrolada, por ejemplo mediante el uso del agua como sistema de refrigeración (se toma el agua de la naturaleza, se usa para refrigerar máquinas y luego se la devuelve a la fuente natural, pero a una temperatura mayor a la inicial, lo que provoca el calentamiento de la fuente); la deforestación y la erosión del suelo (que deja al descubierto las masas de agua, exponiéndolas a la luz solar), y la actividad geotérmica (que calienta las napas de agua subterránea, con el impacto ambiental consiguiente)
Las consecuencias de la contaminación térmica se observan en:
- La reducción de los niveles de oxígeno del agua, pues el agua caliente retiene menos oxígeno, por el exceso de energía interna, y esto reduce la idoneidad del agua para la vida.
- El aumento de toxinas, pues el agua vertida a las fuentes luego del uso industrial ya es agua “servida”, y se convierte en factor de desarrollo de enfermedades.
- Migración masiva de especies, en búsqueda de mejores condiciones para la supervivencia.
Así las cosas, se imponen algunas soluciones, como por ejemplo, reforzar la legislación sobre el medio ambiente, reciclar el agua de los procesos industriales (esto lo deberían hacer las industrias) y la elaboración y puesta en marcha de planes de reforestación.
Hay que ponerse en acción, ya sea ejerciendo el derecho de peticionar a las autoridades que nos representan, informándonos y haciendo nuestra parte. En cuestiones ambientales, no hay sólo culpables. También hay responsables, y ahí estamos incluidos. DE NOSOTROS DEPENDE.