La madre NATURALEZA no sólo es sabia, sino que reacciona cuando una de sus especies la agrede con sus modificaciones, realizadas en función del propio “progreso”.
Y aunque “dejar plantado” tiene mala fama, humanamente hablando, en este caso resulta de vital importancia. Estamos hablando, nada más y nada menos, que de los árboles de nuestro lugar.
Una de las “funciones” de los árboles es, como ya sabemos, retirar de la atmósfera grandes cantidades de dióxido de Carbono. Gas que es el principal causante del efecto invernadero. De ahí, la importancia de plantar árboles, cuidarlos y ayudarlos a mantenerse siempre fuertes y vigorosos…de esa forma contrarrestamos el efecto invernadero.
Algunos datos, a tener en cuenta:
Hace unos 10 mil años, el planeta tenía alrededor de unos 7 mil millones de hectáreas cubiertas de bosques. Solamente entre 1950 y 1980, se perdieron casi dos mil millones de esa superficie forestada.
Cada año se pierden millones de hectáreas de bosques nativos, en función de emprendimientos urbanísticos o agrícolas.
Desde los años 80, hay países que en su momento han sido productores de madera, que hoy deben importarla.
Cada árbol maduro produce, ya adulto y maduro, unos 10 kg de oxígeno por día…por eso es importante ayudarlos a crecer.
La vegetación que se quema lanza a la atmósfera una cantidad del mismo dióxido de Carbono que no puede recuperarse, y ése es el origen del desequilibrio que afecta y regula el tiempo produciendo aumento global en las temperaturas.
Cada árbol que se planta y llega a su madurez, contribuye a la disminución de las emisiones del gas del que hablamos en alrededor de medio millón de kg por año, durante los próximos 15 (quince) años.
Ante este panorama, urge ser protagonistas y actuar. Algunas propuestas de acción son las siguientes:
Asesorarse sobre los árboles autóctonos, y los tiempos más favorables para plantar dentro del año calendario: los meses que no llevan R en su nombre.
Formar grupos para reforestar, o sumarse a alguno de ellos.
Preferir siempre árboles autóctonos, que crecerán y se desarrollarán mejor que otros, y contribuyen a la vida de la fauna autóctona.
Cuidar los árboles que ya están plantados, es decir, RESPETAR EL TRABAJO DE QUIENES HAN FORESTADO PARA MEJORAR NUESTRO LUGAR.
Tener en cuenta siempre que no sólo es plantar el árbol, sino también regarlo, abonarlos, protegerlo contra animales y plagas, y ayudarlo con el tutor si hace falta.
Regar los árboles de cercanía de nuestros lugares habituales. Es un gesto solidario que favorece a todos.
A todo esto, se suma que la quema de la vegetación libera 24 veces más gases nocivos que la quema de los combustibles fósiles. Por eso es urgente el compromiso de todos con la vegetación. A quienes esperan sugerencias de acción, es tiempo de ponerse en movimiento. Necesitamos el aire puro para vivir, los árboles son nuestros aliados en esta lucha, así que… DEPENDE DE NOSOTROS mejorar el ambiente.
Muy buena la nota, pero cabe destacar que el fresno amarillo ese que ilustra la misma lo voltearon sin preguntarle, cuando hicieron la reforma de la plaza.Pobrecito