Amplios sectores de la comunidad cafayateña se verían afectados de ponerse en vigencia la polémica medida que desalienta la llegada de turismo a nuestra ciudad.
Pablo Kishimoto, representante del sector, afirmó en diferentes medios que por el impacto de la cuarentena muchos sectores vinculados al turismo y al comercio en general tuvieron que cerrar sus puertas en el Valle Calchaqui.
De reglamentarse y aplicarse la polémica ordenanza “espanta turistas”, hoteleros, gastronómicos, artesanos, comerciantes y muchas familias cafayateñas se verían seriamente afectadas.
En Cafayate se desató un escándalo en las últimas horas por una situación muy particular que puede llegar a replicarse en otros municipios: en el marco del turismo interno que sigue en pie en la provincia, se aprobó en el Concejo Deliberante de dicha ciudad un nuevo impuesto que cobrarán a los turistas que ingresen al municipio.
Pablo Kishimoto reclamó que los concejales no consultaron con el sector ni al momento de elaborar ni de votar este proyecto de ordenanza.
«Es toda una sorpresa, porque estuvimos hablando hace unas semanas de los protocolos y los concejales visitaron establecimientos y vieron que estamos cumpliendo con todo. Nos cayó como un balde de agua muy fría. Este proyecto es totalmente atemporal y significa no entender lo que pasa en el planeta. Los concejales no entendieron que la situación es caótica para todos», dijo el representante del sector turístico.
En relación al monto que pretenden los concejales que se cobre de impuesto a los visitantes, el hotelero razonó: «Si hablamos de 50 pesos por persona, hay que tener en cuenta que nosotros estamos trabajando en un 14 % de la capacidad. Si un hostal antes te cobraba 800 pesos la habitación doble, hoy las tarifas están a un 50 %, ya es mucho. Hoy 10 pesos es mucha plata por el momento que vivimos».
«Hoy la mayoría de los comercios en Cafayate no están abriendo. Todas las semanas hay gente que obligatoriamente se tiene que dedicar a hacer otra cosa porque estamos pasando un proceso de subsistencia. Cuando hablamos del turismo, hablamos de un todo, no de un hotel, no de un restaurante. Cuando decimos que más del 50 % de los cafayateños viven directa o indirectamente del turismo no estamos mintiendo», analizó Kishimoto.
«El sentido común dice que deberían vetar esta ordenanza, porque gran parte del pueblo está intentando subsistir con un turismo interno que no alcanza con un 50 % de los valores que teníamos en otro momento. Hay mucha gente que vive día a día, y en este pueblo, donde más de la mitad de la gente está vinculada de una u otra forma al turismo, debería pensar que nuestro intendente tomará la decisión de vetar esta ordenanza. Así como se viene apoyando fuertemente al turismo, todo haría indicar que estaría en contra», presagió Kishimoto.